"EL CADÁVER DEL PESCADOR HALLADO EN EL RÍO TENÍA UN BALAZO Y HERIDAS DE MACHETE"
Así informaba la prensa de Escobar por aquel frío invierno del 2020, en plena cuarentena total. Un cadáver apareció misteriosamente en el río Paraná con un tiro de escopeta en el pecho y orificio de salida en la nalga y un machetazo que le cruzaba el torso y la cara.
Consultado por la AAJJ, el fiscal Martín Zocca, de destacada actuación, nos resumió los hechos como sólo él puede hacerlo: "Mirá, el hecho es simple. Tres cazadores de las Islas se subieron a una piragua y volvieron dos".
Tremendo. El drama en una sola frase, digna de los Cuentos de la Selva del gran Horacio Quiroga.
Quien no conoce la dura y fascinante vida de las Islas y los isleros del Delta del Paraná difícilmente comprenda los sucesos que tuvieron que juzgar este jurado popular de doce campaneros. Es allí donde se magnifica la garantía del juicio de los pares del lugar, los vecinos de la tierra, los que conocen y comparten los valores y la cultura comunitaria. Nunca mejor que un juicio por jurados para juzgar este caso.
Nuestra gran cantautora Teresa Parodi describió de manera magistral, casi como lo haría Horacio Quiroga, la dura vida de los isleros y gauchos del litoral en su célebre tema "El Bayo Ruano"
Políticos correntinos están contigo, mi padre
Tu poder fue tu bondad y tu tragedia
Nunca violentaste con soberbia
A los inocentes y desamparados, las más
Pobrísimas viejecillas gauchi-afro-guaraníes
Fueron tus amigas más amadas.
Amado fuiste por violentos adversarios
En el paraje de trabajos brutales de rodeos,
de alcohol y de políticas bravías.
Aparecen junto a tí: Raúl cardozo
Jamario valenzuela, francisco sosa
Teodoro frutos y al fin de todo el cuadro tú.
El errante doctor gaucho, el emponchado
Sobrе el antiguo bayo ruano
El caballero de los trinos, mi padrе
Me traes ahora un trino blanco
Para desterrar de mi corazón el trino negro
EL HECHO
El hecho ocurrió el 28 de junio de 2020 a las 20 horas en el Canal Alem, a escasos 300 metros de la boca del Paraná de las Palmas. Más precisamente pasando el arroyo Las Piedras de la sección de Islas del partido de Campana.
El crimen tuvo lugar a bordo de una canoa en la que se encontraban Francisco Gómez, Silvino Bogado y el adolescente Carlos Galeano. Los tres eran cazadores de las Islas del delta. Gente muy recia, brava y de duras condiciones de vida. Hombres rudos impregnados por el alcohol. Su casa es el río, la canoa y la isla. Su idioma es básicamente el guaraní, mechado con algo de castellano. Cazan de noche vacas cimarronas y chanchos salvajes en plena selva por un magro jornal
La cosa es que salieron los tres a cazar en esa helada noche de junio con una tranca fenomenal. Grappa, ginebra, caña. Machadísimos. Era plena ASPO.
De golpe, Francisco Gómez efectuó un disparo con su escopeta contra Silvino Bogado. Le dio en el pecho y salió por el tujes. Al mismo tiempo lo golpeó con su machete. Los forenses le dijeron al jurado que este sablazo le causó una herida contuso cortante en la cabeza, más precisamente en la zona del parietal de 10 cm, fractura de hueso parietal y lesiones contuso perforantes en tórax a la altura de la segunda costilla izquierda línea media clavicular. Estas lesiones lo condujeron a la muerte.
Luego de varios días de rastrillaje, un perro encontró el cuerpo de la víctima, cuyas heridas evidenciaron señales de un ataque.
El juez Mariano Chausis instruye al jurado |
EL JUICIO Y LOS BULONES
Primero declaró el Comisario Mauro Sosa, jefe por ese entonces del Destacamento Alem, quien relató cómo comenzó la investigación. Fue por la denuncia de un tal Mariano Maidana, islero de nacionalidad paraguaya. Era un testigo de oídas, al sólo efecto de la notitia crimins. Pero a la postre resultó fundamental. Veamos porqué.
Maidana le contó al comisario que todo eso se lo había a su vez contado un joven de 17 años, también islero de origen paraguayo, quien hablaba solo en guaraní. ¿Quién era? Era el Tercer Hombre que iba en la canoa. El pibe era Carlos Galeano, el tercer cazador.
El film noir más célebre de todos los tiempos |
Cuando Maidana y Galeano llegaron como testigos ante el jurado, el fiscal le pidió a Maidana que oficiara de traductor. Es que el joven Galeano sólo hablaba guaraní y no pudo expresarse en castellano.
Pero cuando declaró, el cerco se cerró definitivamente sobre Francisco Gómez.
Galeano manifestó que esa tarde habían ido a cazar juntos con Bogado y Gómez. Se bajaron en una de las islas para dar con alguna presa, sin suerte. Que, ya de noche, Gómez y Bogado salieron en la piragua en la que navegaban por el Canal. A los pocos minutos, cuando ya lo había perdido de vista, escucha un disparo de una escopeta que reconoce por el sonido como la escopeta que portaba Gómez. Luego escucha gritos y después ruidos en el agua como algo chapoteando en el agua.
Luego de eso, nadie regresó a buscarlo y tuvo que pasar toda la noche en la isla hasta la llegada del islero Maidana, oportunidad en la cual cruzó el canal utilizando una heladera vieja como bote.
Otro islero del lugar escuchó también el disparo y vio pasar a Gómez solo en su piragua por el Canal en dirección a su casa. Otro vecino, al pasar por la casa de Gómez, lo vio en su casa, nervioso y solicitándole algo en guaraní que supuso era un pedido para que lo llevara en su lancha a Campana.
Gómez se ausentó de los lugares que solía frecuentar, lo cual acentuó aun más las sospechas de los sabuesos. Fueron a por él, pero les ganó de mano, ya que se presentó solito a declarar y quedó imputado en libertad. Hasta ayer.
Pero el golpe mortal lo dio el balístico. Su explicación fue sencilla y asombrosa. Resulta que los isleros desarman los cartuchos de escopetas para sacarle los perdigones y reemplazarlo con bulones. Esto se debe a que los perdigones inflan con gas al animal cazado. La carne se vuelve durísima y no sirve. En cambio, con bulones la carne queda tiernita como pesceto a la pumarola.
¿Qué fue lo que encontró el médico de autopsia en el cadáver del finado? Pues restos de un bulón en pecho y culo. Todo terminó allí para Pedro Canoero.
Se manejó como posible móvil la alta ingesta alcohólica, viejas rencillas de antaño y, muy probablemente, la sustracción de la billetera de Bogado. Parece que ella contenía una importante suma de dinero para los isleros de esa época, producto de la caza `e chancho.
El jurado se retiró a deliberar y, tras varias horas, anunciaron su veredicto unánime: culpable de homicidio agravado por el empleo de arma de fuego.
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