El 1° de junio de 2018, Marcos Palacios, albañil paraguayo y laburante nacido en Encarnación, llegó a su casa en Pablo Nogués después de volver de la obra en construcción donde trabajaba.
Se dio cuenta enseguida que le habían entrado a su casa para robarle. Le chorearon una garrafa, una amoladora y una maza. Todos sus elementos de trabajo y la garrafa para cocinar y calefaccionar su casa.
Subió al techo para ver la panorámica y esclareció ahí nomás el robo. Desde allí se veía clarito una tremenda rastra en la tierra que se extendía por 30 metros hasta la puerta de la vivienda de la esquina. Lo que se dice, un crimen imperfecto.
¿Quién vivía ahí? Ni más ni menos que la piel de Judas del barrio: un conocido chorizo de la zona que no dejó casa sin asaltar. Estamos hablando de Matías Chávez.
Los surcos en la tierra no mentían, ya que los elementos robados era muy pesados y sólo arrastrándolos era posible sacarlos de allí. Claro que el cabeza de termo no tuvo mejor idea que guardarlos en su casa. Todos los caminos conducían a su tapera. Se creía impune. No sabía con quién se había metido.
Hacia allí fue nuestro héroe guaraní. El albañil Palacios no dudó un instante en ejercer su derecho de recobrar lo robado que le concede el Código Civil argentino en su artículo 2240. En Nogués no hay ley ni orden. No hay 911 ni 0800 que valga.
Como buen paraguayo que se precie, salió de su casa acompañado por un machete de descomunales dimensiones. Era un machete bien chipá, bien porá. Fue a recuperar sus cosas como haría cualquier hombre de bien. Pero el albañil sabía muy bien con quién se iría a enfrentar. Le tocó la puerta y se dio el siguiente diálogo:
Paragua: "Añá Membuy, eguatá ya piró" (fuck you, asshole).
"Devolvéme las cosas o te achuro".
Chorro: "Rajá de acá o te cago a balazos."
De Nogués al Coliseo |
No eran precisamente Joaquín Phoenix ni Russell Crowe en las arenas del Coliseo romano, pero poniéndole un poco de onda la cosa se le parecía.
El iluso de Chávez pretendió ganarle una pelea al paraguayo Palacios. ¡Pero por favaaar, pobre de él! Después de esquivar varios mazazos lanzados con toda violencia por el caco, el paraguayo pasó al frente. El machete en sus manos semejaba las aspas de la hélice de un Boeing 747 de Air Paraguay (reclinen sus asientos y ajústense los cinturones).
Un torbellino infernal de mandobles puso casi punto final al pleito. El pobre Chávez vio rebanadas las dos orejas, quedó bañado en sangre y prácticamente fue despanzurrado de un preciso machetazo en el vientre.
¡Mirá si este angá curepí le va a ganar a un paraguayo de ley!
Dijimos casi porque Chávez, enajenado ya por completo y bajo los efectos devastadores de la blanca ñamfi fruli fali frú, continuó con su agresión ilegítima actual e inminente y proveniente de un ¿humano?
¡Santa falla de la lógica, Batman! ¡La causa de justificación pende de un hilo! ¡Corramos a buscar a Günther Jakobs!
La defensora oficial Maria Luba Lazarczuk estaba en serios aprietos. Se le caían los libros. Pero ni en Nogués ni en Paraguay nos van a correr con la dogmática alemana. Era legítima defensa en toda la línea.
El problema es que, como la trifulca siguió y Chávez continuaba su ataque ululando como un poseído, en medio de la trifulca Palacios le sacó el chumbo y le pegó cuatro tiros al chorro. Dos en el muslo izquierdo, uno en la mano derecha y otro en el cuello. Todos con orificio de salida, menos dos.
Uno quedó alojado en el glande, pero el peor quedó en la quinta vértebra. No quedó parapléjico de milagro, pero su andar de allí en adelante era como el de Nosferatu. Daba pena. Sin orejas. Se arrastraba. Sin embargo, nada le impidió seguir choreando al resto de los vecinos mientras el pobre paraguayo quedó en prisión.
El inmortal Klaus Kinski |
¿Por qué lo dejaron cinco años en prisión preventiva?
La variable canina
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Los "salvajes" cánidos del Paraguayo |
La creatividad para dejar gente en prisión preventiva en la Argentina no conoce límites. Pero como esta de San Martín hubo pocas y se llevó merecidamente todos los premios.
Para justificar que el chorizo Chávez no pudo nunca entrar a robar a la casa del albañil, inventaron que en la casa de Palacios había tres salvajes Pitbulls que impedían el ingreso de cualquier persona.
Pero.. siempre hay un pero, el Eje del Mal no contó con la astucia (y las destrezas de litigación) de la extraordinaria defensora oficial María Luba Lazarczuk, oriunda de Kiev, Ucrania.
¿Qué hizo la ucraniana de Malvinas Argentinas? Aguanten el suspenso y vayamos primero a su potente alegato de apertura.
María Luba Lazarczuk |
ALEGATO DE APERTURA
"Sras y sres miembros del jurado. Este caso es simple. Se trata de decidir acerca de si van a dejar libre a un honesto trabajador de la construcción - a quien represento y que está preso injustamente hace 5 años- o si lo van a condenar por haber herido al delincuente que entró a robar a su casa.
Esto es todo.
La presunta víctima de este hecho se llama Chávez y no está acá. Ustedes no la ven. ¿Saben por qué? Porque está preso en Olmos por continuar con los robos en la zona a sus vecinos.
Va a venir recién mañana a declarar, pero lo hará en patrullero porque viene de la cárcel.
El albañil Palacios hizo lo que todos ustedes harían. Fue a recuperar los instrumentos de trabajo con que se ganaba la vida y que este peligroso ladrón armado -que se movía con total impunidad en el barrio- le había robado. Este salió a atacarlo con una maza y con un revólver.
Palacios se defendió, lo hirió con su machete paraguayo y ahora es él quien quedó preso y su atacante libre. Libre para seguir robando, que es lo que hizo.
Confío plenamente en que ustedes, los jurados, harán lo que haya que hacer al final del juicio.
Muchas gracias."
Delirio |
Pero al ataúd le faltaba un clavo, y la defensora lo clavó. Y vaya cómo lo remachó. Porque hizo lo que tiene que hacer cualquier abogado litigante que se precie ante un juicio por jurados. Fue al lugar de los hechos a ver con sus propios ojos la casa del agresor Chávez, la casa de su defendido Palacios y el camino por el que se llevó a la rastra la amoladora, la maza y la garrafa.
Pero, por sobre todo, fue a ver a los temibles Pitbulls inventados por el Club de Fans de la Prisión Preventiva para desmontar la falacia de que no había legítima defensa. Grande fue su sorpresa cuando, al poner un pie con sus costosísimos zapatos en el patio de la casa de nuestro héroe Palacios, fue abordada por tres adorables cuzquitos que le besaban las mejillas y movían alegremente las colitas. Más que Pitbulls, parecían caniches toy de lo adorables que eran.
No sólo que los simpáticos canes no eran Pitbulls sino que eran 100% Marca Perro. Dícese de aquellos perros que son evidente producto de una tremenda partuzza nocturna.
Las fotos hablan por sí solas. Pasen y vean.
Peligrosísimos |
Fue el fin para la fiscalía |
Con eso fue la defensora a Nogués. Milagro que no haya vuelto descalza |
Quiero la Tercera, quiero ser campeón mundial |