Las dos mujeres acusadas por el asesinato de un médico ginecólogo en la localidad de Las Heras, provincia de Mendoza, resultaron absueltas en el marco de un juicio por jurados, en el que no se pudo comprobar fehacientemente su responsabilidad en el caso.
Las acusadas |
Tras siete horas de deliberación, los integrantes del jurado comunicaron al tribunal su conclusión, en la que no lograron unanimidad respecto a la acusación contra Elizabeth Ventura, esposa de médico fallecido, León Domingo Burela, y Mónica Castro, una “vidente”, amiga de la víctima.
Ambas mujeres habían llegado a juicio acusadas del crimen, ocurrido en abril de 2019. Dado que la ley de juicios por jurado vigente en Mendoza requiere la unanimidad para declarar “culpable” a un imputado, el debate oral se declaró estancado.
Y ante esta situación, la fiscal de Homicidios Claudia Ríos, tras consultar al fiscal Jefe de Homicidios, Fernando Guzzo, comunicó que se decidió no continuar con la acusación- lo que hubiera requerido llamar a un nuevo debate con otro jurado- por lo que el juez técnico Agustín Chacón, que guió el debate, dispuso la absolución de ambas que rompieron en llanto al escuchar el fallo, según informó Télam.
Ventura había llegado al juicio imputada como presunta “autora intelectual del homicidio agravado por el vínculo”, de su marido mientras que Castro, quien se desempeñaba como “vidente” fue acusada de ser “partícipe necesaria” del hecho.
La acusación sostenía que la mujer de Burela había contratado a un sicario, que aún no ha sido identificado ni hallado, para asesinarlo en su domicilio.
Durante los alegatos realizados la fiscal Ríos solicitó a los 12 jurados populares que a Ventura la declararan culpable como “coautora” del delito “de homicidio agravado por el vínculo”, y a Castro como “partícipe necesaria”.
La fiscal repasó una serie de pruebas y testimonios que se produjeron durante el debate oral y que, para ella, acreditaron la participación de ambas mujeres en el crimen del médico. Para la fiscalía, Ventura facilitó el ingreso a su domicilio a un sicario con quien, de acuerdo esta versión, acordó el crimen, mientras que Castro ayudó a contactarlo.
“El atacante le disparó en cuatro oportunidades al médico, quien estaba sentado en un sillón a causa de una intervención unos meses atrás en el corazón”, señaló la fiscal.
La víctima |
En tanto, la querellante Claudia Vélez -en representación de los hermanos de Burela- acompañó el pedido de la fiscalía y también solicitó un veredicto de culpabilidad.
Por su parte, el "querellante" Francisco Castro - representante de los hijos de Burela y Ventura- pidió un veredicto de “no culpabilidad” para las acusadas tras plantear que el crimen “fue un ajuste de cuentas” y “una crónica de una muerte anunciada” en referencia a hechos delictivos anteriores que había sufrido la víctima fatal.
En tanto, la defensa de Ventura, a cargo de Agustín Magdalena y Cristian Vaira Leyton pidió a los jurados que se basaran en las pruebas y no en conjeturas o prejuicios, y que la declarasen “no culpable”.
La defensa de Castro integrada por Susana Soletti y Florencia Rizzo consideró que no había un solo elemento que indicara que la acusada haya participado del homicidio.
Tras los alegatos, el juez técnico Agustín Chacón le brindó a las imputadas la oportunidad de pronunciar sus “últimas palabras” pero ambas dijeron que no tenían nada para decir.
El hecho ventilado en el debate ocurrió el 15 de abril de 2019, en una vivienda ubicada en el departamento mendocino de Las Heras, donde Burela, un médico ginecólogo jubilado del servicio penitenciario, se encontraba sentado en su sillón.
En esas circunstancias, se presume que un hombre ingresó a su domicilio sin forzar la puerta de entrada de la vivienda, le disparó cuatro veces y escapó.
Por su parte, Ventura había salido minutos antes del crimen a realizar actividad física, por lo que en primera instancia se investigó el hecho como un caso de inseguridad aunque a través de distintos peritajes, la fiscal Ríos estableció que Ventura tenía una amistad con Castro, con quien hablaba sobre el crimen del médico, por lo que los investigadores realizaron un allanamiento en la casa de la tarotista.
En ese domicilio, los pesquisas secuestraron papelitos con anotaciones que hacían referencia al caso y en función de estos elementos y escuchas telefónicas que las comprometían, la fiscal las imputó.