La jueza Laura Fernández instruyó al jurado, lo mandó a deliberar y, horas después, ordenó al presidente del jurado que leyera el veredicto: culpable de homicidio agravado por el empleo de arma de fuego y abuso de armas para los medio hermanos Contreras y De Paoli. Un tercer imputado, menor de edad, fue condenado en un juicio abreviado por ser el autor material del disparo mortal.
El caso tenía una particularidad: había un muerto, una sola bala y tres imputados. El muerto era un vecino completamente ajeno al conflicto que quedó en medio del tiroteo entre dos bandas pesadas de un barrio y la ligó.
Como es de esperar, los testigos estaban casi todos apretados. Dos no llegaron al juicio porque murieron de COVID. Pero los que sí llegaron ubicaron a Contreras y De Paoli en una de las bandas. Armados con revólveres y tirando tiros. La fiscal Verónica Martantonio los acusó de coautores de homicidio con arma de fuego y abuso de armas. El defensor oficial Cristian Pérez alegó que no eran los autores y que no tuvieron nada que ver.