Gran expectativa en la Ruta 8 |
El juicio comenzó el día lunes y finalizó el día miércoles, a las 22 hs, tras una deliberación del jurado de más de dos horas.
Durante las tres intensas jornadas de juicio, el jurado escuchó alrededor de 30 testigos, entre los que se encontraban médicos forenses que intervinieron en la autopsia de la víctima, policías, y personas del entorno familiar. Los médicos ratificaron que María Esther fue asesinada, recibió en total 12 puñaladas: 10 en el tórax y otras 2 en la pierna izquierda.
El 18 de agosto de 2019, Carlos Acevedo, llamó a su ex pareja María Esther Correa para que fuera a visitarlo a su casa a darle Ibuprofeno, ya que “estaba enfermo y con fiebre”. La jugó la típica carta del manipulador. María Esther, que había finalizado el vínculo unos días antes del hecho por los maltratos que recibía, cedió al pedido de su ex pareja, sin saber que, al llegar, éste la asesinaría de 12 puñaladas.
Sucedió lo obvio. Lo terriblemente obvio. Ya en su casa Acevedo, tras discutir con Martha, sacó un cuchillo de 30 cm y la atacó una y otra vez, hasta dejarla en agonía. Al darse cuenta de lo que había hecho, intentó degollarse. Su hija acudió al domicilio apenas unas horas después, y encontró agonizando a su mamá en el piso. Tanto ella como Acevedo fueron trasladados al Hospital de Pablo Nogués. Ella murió instantes después, mientras que él logró recuperarse.
Los profesionales que examinaron al acusado indicaron que las heridas que tenía fueron autoinflingidas, es decir, luego de asesinar a su ex pareja, intentó quitarse la vida.
“La encontré yo y la levanté en mis brazos”
Carolina, hija menor de la víctima y testigo clave del caso, fue alertada por un familiar de Acevedo hacia su casa y se encontró con el peor escenario: “Cuando llegué encontré a mi mamá y a él tirados en el suelo y mucha sangre por todos lados. La encontré yo, después llego mi hermano, como la ambulancia no llegaba, alzamos a mi mamá y la llevamos de urgencia al Hospital, pero para entonces ya era tarde”, declaró ante el jurado.
María Esther había decidido cortar con su pareja, Carlos Acevedo, por los reiterados maltratos que recibía. Sin embargo, según relataron familiares y policías que investigaron el hecho “tenían idas y vueltas, dejaban de salir un tiempo y después volvían”
“Mi mamá estuvo dos años con él. Le tenía miedo, tenía miedo que nos hiciera algo a nosotros. Si la perseguía, la controlaba todo el tiempo. Eso era lo que nosotros veíamos. Una vez vino con un golpe y nos dijo que se había caído. Después que la mató nos enteramos que la había amenazado antes, con encerrarla y matarla”.
Otro de sus cuatro hijos, dijo: “No nos caía bien. Sabíamos que tenía denuncias por amenazas de otras mujeres. La mamá de sus hijos se había ido a vivir afuera porque él le había dicho que la iba a matar. Mi mamá se enamoró, no sé como llamarlo. Ella sabía esto, pero creía que lo iba a cambiar, que a ella no le iba a hacer nada. Sin saberlo, salvó a otra mujer de este hombre”.
La cosificación de su pareja: “La finada, la fallecida”
Luego de todas las declaraciones testimoniales, el acusado tuvo espacio para sus últimas palabras. En su balbuceante versión de los hechos, dijo que “amaba” a la víctima, y quiso darle a entender al jurado que fue ella quien lo atacó por atrás, lo que provocó que se desvaneciera y no recordara lo sucedido. En todo momento se refería a María Esther como “la finada”, “la fallecida”, “la difunta”.
Volver al Futuro |
En sus alegatos de clausura, analizó el relato de todos los testigos, y señaló todo el contexto de violencia de género en el que María Esther estaba “entrampada”. Como ejemplo, citó las propias palabras del imputado al referirse a su ex pareja como “la finada, la difunta, la fallecida”, pese al vínculo que tenían antes de matarla.
A su turno, el defensor de Acevedo, el abogado Sebastián Lafuente, en un vano intento de convencer al jurado de la inocencia de su defendido, les pidió que pensaran en lo que en psicología se llama "La Línea del Tiempo". "Seguro que vieron la película Volver al futuro”, le dijo a los atónitos miembros del jurado.
El abogado daba a entender así que los tiempos no cerraban, en su disparatado intento de sostener que Marta fue quien atacó con un cuchillo a Acevedo, que él se defendió y que después se autolesionó hasta matarse. Luego intentó que se considere inimputable al acusado para finalmente, y de manera subsidiaria, pedir que le dieran homicidio simple, con una pena menor.
Siendo ya casi las diez de la noche, le anunciaron al juez Javier Pablo Antonucci que había un veredicto. Hizo entonces pasar al jurado.
La sala A de juicio de San Martín, a pesar de la hora, desbordaba de 100 personas ansiosas por escuchar el veredicto. En la vereda aguardaban centenares de familiares, amigos y organizaciones por el veredicto del jurado popular.
El juez instruyó al jurado con los delitos menores que correspondían, pero el veredicto unánime fue lapidario: homicidio calificado por el vínculo y femicidio.
La sala explotó al escuchar el veredicto. Tanta tensión contenida se liberó por fin. No hubo incidentes, a pesar de que habían muchos allegados a Acevedo.
La familia de María Esther recibió el veredicto con mucho alivio y alegría:
“Es un peso menos para todos nosotros. Si bien nada de esto nos devuelve a mi mamá y nada va a llenar su vacío, es un alivio. Es una caricia al corazón saber que esto no le va a pasar a ninguna familia más por culpa de este hombre” dijo a Télam la hija de la víctima, Verónica Cárdenas, quien recibió la noticia ayer cerca de las 10 de la noche.
“Festejamos, lloramos, es una mezcla de sensaciones terribles. Hoy vamos a poder dormir tranquilos, sabiendo que se hizo justicia”