La defensora oficial Mariela Belfer, la jueza María Inés Piñero Bertot y la fiscal Vanessa Leggio |
Finalizó con un veredicto de no culpable -por no haberse probado la autoría del acusado Hernán Gustavo Guardo más allá de toda duda razonable- en un caso de abuso sexual intrafamiliar contra una adolescente en Malvinas Argentinas.
Fue un juicio sobresaliente en cuanto al modo en cómo litigaron las partes, la claridad de sus alegatos y planteos, el nivel de las pruebas ventiladas en el juicio, la lealtad y buena fe procesal y la conducción del debate de la jueza María Inés Piñeiro Bertot.
La labor de la defensora oficial Mariela Belfer fue descollante. Era un caso muy difícil de desentrañar, y que finalmente terminó ganando ante el jurado. Un triunfo espectacular de la defensa pública de San Martín.
La experimentada fiscal Vanessa Leggio no le fue en zaga. Habitualmente triunfante en sus juicios ante jurados, esta vez no pudo sobreponerse a las dificultades que planteaba su caso en cuanto a la existencia del delito y la autoría de Guardo, quien llegó en libertad al juicio.
LA ACUSACIÓN
La causa comenzó en 2016. Se denunció que una adolescente de 14 años había sido abusada sexualmente por su cuñado con el que convivía. Los hechos habrían tenido lugar entre el 2014 y el 2016 en la localidad de Adolfo Sordeaux, partido de Malvinas Argentinas.
La teoría del caso de la fiscalía fue que el imputado, pareja de la hermana mayor de la víctima, aprovechando la situación de convivencia con la víctima y las oportunidades en las que ambos se quedaban solos, la manoseó en reiteradas oportunidades y la accedió vía vaginal y anal en otras tantas.
Estos hechos, según la acusadora, se repitieron en distintas oportunidades, pero al menos dos veces, durante el lapso de dos años, y tuvieron la entidad suficiente para torcer el normal desarrollo sexual de la víctima.
En su alegato le pidió al jurado que condene al imputado por los delitos de abuso sexual agravado por la convivencia, abuso sexual con acceso carnal agravado por la convivencia y corrupción de menores agravada por la utilización de amenazas. Es decir, tres cargos.
Hospital de Niños Gutiérrez |
LA DEFENSA
"HECHOS, NO PALABRAS"
La defensa, con el trabajo en equipo de Mariela Belfer y su letrado Leonel Vázquez Neira, realizó una meticulosa investigación independiente de los hechos y descubrió una serie de controversias que, al final del juicio, resultaron claves para el jurado. De allí surgieron testimonios y pericias muy importantes para resolver el caso.
La defensora oficial se dio cuenta que había una parte del relato de la psicóloga tratante de la niña, Lic Victoria Lane (Hospital Pacheco), que no cerraba. Había una dato que, llamativamente, la psicóloga decidió no ahondar y que exigía ser ahondado. Y era que mucho antes de los alegados abusos denunciados la niña había tenido fuertes crisis emocionales ante la muerte de su madre, por las que tuvo que ser internada y requirió tratamiento psicológico y psiquiátrico.
Durante estos episodios, la joven refirió haber visto y escuchado a su madre muerta y, por ello, fue derivada inmediatamente al Hospital Gutiérrez. Los médicos especialistas no descartaron la posibilidad de que tuviera una psicosis.
A este cuadro de alucinaciones se sumó el punto clave en el que se basó el veredicto de no culpable del jurado: al momento de contar lo ocurrido a su familia, la adolescente también dijo que había sido abusada por su tío y uno de sus hermanos y, luego de la denuncia, contó que también otro de sus hermanos intentó abusar de ella al meterse en su cama cuando tenían casi 17 años.
El padre, quizás comprensiblemente, no quiso asumir esta versión de su hija y la negó. Siempre consideró que "los otros abusos del tío y hermanos" eran producto de una confusión de la adolescente y por eso solo denunciaron al cuñado.
Así se llegó al juicio, pero el juez de garantías Nicolás Schiavo decidió que asistiera al mismo en libertad. El jurado pareció terminar de coincidir con esta temprana decisión.
Las tres abogadas y el secretario de la defensora, Leonel Vázquez Neira |
La defensora oficial Mariela Belfer, bajo el lema “hechos, no palabras”, eligió no cuestionar la credibilidad del testimonio de la víctima, hoy de 22 años. De hecho, la contraexaminó de manera bastante light, en señal de respeto a la perspectiva de género.
Pero sí fue implacable en los contrainterrogatorios con los demás familiares, con la perito de la fiscalía y, sobre todo, con la psicóloga Lane. Su poderosa línea de contraexamen estuvo destinada exclusivamente a mostrarle al jurado toda la parte del relato que fue ocultada y recortada de la versión original dada por la entonces niña.
Entonces, toda la historia de "los demás abusos de otros familiares" salió a plena luz. La acusación quedó recortada y la defensa completó las piezas faltantes. La pregunta que flotaba en el ambiente era obvia: ¿y porqué entonces está acá nada más que el cuñado?
Pero también se hicieron evidentes la base de sus antecedentes psicológicos, la falta de estudios serios sobre el origen de sus crisis y la confrontación de las diferentes versiones que la víctima había dado a los testigos que declararon.
Ya no era era posible afirmar de manera contundente que los abusos manifestados -tanto los que se investigaron en la causa, como los que no- hubieran tenido lugar fuera de su imaginación.
La defensa pidió así al jurado que declarase a Hernán Guardo no culpable de los hechos imputados, por no haberse acreditado los hechos y la autoría..
En definitiva, el punto débil de la hipótesis fiscal fue precisamente la existencia de una acusación múltiple en la que sólo se investigó a una de las personas sindicadas y los antecedentes psicológicos de la víctima que, hasta la denuncia, nunca fueron vinculados a hechos de abuso sexual y que, incluso, comenzaron antes que los abusos. A ello se sumó, durante el debate, que su testigo experta, la terapeuta de la víctima Lic. Lane, tuvo que reconocer ante el jurado que ocultó y no tuvo en cuenta los antecedentes psiquiátricos de la víctima. Este testimonio selló la suerte del debate.
Por su parte, la defensa también tuvo dificultades. Debió enfrentar una serie de informes psicológicos que negaban la posible existencia de una psicosis, y el hecho de que la víctima sostuviera a lo largo del tiempo la acusación.
Luego de una hora y media de deliberación, el jurado, encontró al acusado no culpable de ninguno de los tres delitos acusados.