La fiscal Marcela Dimundo |
Entrevistamos a esta talentosa fiscal bonaerense -que tiene un récord de 22 juicios por jurados ganados en su haber- para que nos cuente cómo se preparó durante meses para este caso tan difícil. Un caso que pasó desapercibido en los medios y, sobre todo, para que nos diga cómo afrontó el voir dire para seleccionar el jurado con perspectiva de género y así eliminar y/o reducir sesgos y prejuicios machistas..
Su desempeño en el voir dire fue tan impresionante y decisivo que la AAJJ decidió hacerle un reportaje que, seguramente, será fuente de estudio, inspiración y preparación para futuros litigantes.
Además, es la demostración palmaria de que un caso ante un jurado "no se gana solo" y así nomás. No sirven ni las consignas, ni gritar con megáfonos, ni discursos altisonantes. Se gana con buenas pruebas, talento, creatividad, una gran preparación estratégica en cada etapa del proceso y sencillez en la teoría del caso.
LAS MUÑECAS QUE USÓ LA FISCALÍA EN EL VOIR DIRE
Entrevista por Andrés Harfuch y María Graciela Serial
AAJJ: ¿Por qué decidiste que, en este caso, la audiencia de voir dire era tan importante?
Marcela Dimundo: La audiencia de voir dire -que es la audiencia pública previa al juicio donde se convocan a 40 jurados para litigar y elegir a los 12 titulares- llamó mi mayor atención, porque la única prueba con la que contaba era el testimonio de la víctima.
Tenía todo cuesta arriba. Como muchos dicen en tribunales, "la personalidad de la víctima no ayudaba". Es un chica víctima de 19 años, rodeada de todos los estereotipos que nos podemos llegar a imaginar. Una víctima que “no se resistió”, que no tenía lesiones físicas, que se viste de manera muy provocativa, con tatuajes, los labios siempre pintados de rojo furioso, el pelo de aspecto casi punk, que usa minifaldas y vestidos ultra cortos, una víctima que fue voluntariamente a la casa del agresor.
Inclusive la única testigo más cercana que los vio salir del baño del boliche, que fue su propia hermana, reconoció que ella lo coqueteó, que se reía con él, que se sentía atraída por Carmona. Las pericias psicológicas de rigor encima le dieron bastante mal.
Entonces la idea mía fue tratar de detectar con mis preguntas a aquellos potenciales jurados que no iban a acompañar mi teoría del caso y a recusarlos con y sin causa. Es decir, a sacarlos del panel del jurado titular. Traté de buscar precisamente por las edades, por los perfiles y por las respuestas que me daban a todas aquellas personas que menos podrían llegar a creerle a esta chica.
¿Tu teoría del caso cual era?
MD: Muy clara. Ella fue indudablemente víctima de abuso sexual en un baño por parte de un tipo mucho mayor que ella. Jamás dejé de creerle y di todo de mi para lograr la condena. Mi teoría del caso era poner énfasis en la edad del imputado (42 vs 19 años), las circunstancias de que era padre de un chico que tenía la misma edad de estas dos hermanas y que ellas, confiadas porque era el padre de su amigo, entraron a la casa de él.
Que él precisamente se aprovechó del consumo de alcohol y drogas para acceder carnalmente a la chica. Se apartó obviamente de este rol de protección que podría tener cualquier padre de familia, y aprovechó de que estaba en su domicilio con jóvenes.
También puse énfasis en que más allá de cuando la ley dice que son menores de edad, chicas de 19 y 20 años, si bien para la ley pueden ser mayores, en realidad eran muy jovencitas, muy vulnerables por el estado en que se encontraban y que no hizo falta que tuvieran lesiones y moretones, porque no hubo posibilidad de resistirse por parte de la víctima.
¿Qué fuiste a buscar en el voir dire?
MD: La audiencia de voir dire la comencé haciendo preguntas generales tratando de ver y de que conversasen entre sí los potenciales jurados acerca de, por ejemplo, si podría o no existir en una relación de pareja una violación. Siempre utilicé el término violación, que me parecía más gráfico, que hablar de abusos sexuales. También hablé de la posibilidad o no de que una persona que se prostituya pueda ser víctima de una violación.
Hubo ahí varias personas que hablaron, que intercambiaron ideas, y seguí el interrogatorio con aquellos que se presentaban, que hablaban de una imposibilidad de una violación en un matrimonio. Entonces me quedé conversando con aquellos que menos estarían en condiciones de aceptar mi teoría del caso.
Luego hice algunas otras preguntas que tenían que ver, por ejemplo, si podría existir la violación entre personas que no eran extrañas, es decir, que eran conocidas. Hablé también de eso porque el problema no era solo las características de la víctima y todos los prejuicios que podrían haber alrededor de ella, sino también el gran tema de que tanto su testimonio como el de su hermana podrían ser de alguna manera invalidados por esta abundante ingesta de alcohol y drogas. Entonces mi preocupación era cuánto les iba a creer o no el jurado o qué grado de credibilidad le podían dar a estas chicas que a su vez estaban bajo los efectos tóxicos del alcohol o de la droga,.
Pregunté y salió el tema justamente de algunos recuerdos, de experiencias de algunos jurados que estuvieron bajo los efectos de alcohol y algo recordaban. Traté de hablar con las personas que la pasaron peor y no recordaban nada cuando estaban bajo los efectos del alcohol.
¿Cómo se te ocurrió utilizar esas increíbles muñecas para la audiencia de voir dire?
MD: Nos preparamos durante meses para este caso. Nosotras sabíamos que el caso se empezaba a ganar casi decisivamente en esta audiencia, que es donde se litiga la imparcialidad de los jurados que van a juzgar.
Mi secretaria Melina y yo nos vimos cualquier cantidad de videos de juicios similares en los Estados Unidos para encarar este voir dire. Nos quedamos impresionadas con los videos que vimos. Esos videos de Estados Unidos, con su histórica tradición de jurados y de combate de sesgos, realmente fueron de mucha utilidad.
Y había videos muy simples en el que se empleaban muñecos blancos y negros y se les preguntaba a los chicos de las escuelas: ¿Cuál es el más lindo? ¿Cuál es el que podría robar? Y bueno, había siempre una indicación que develaba el prejuicio. Lo que vimos eran videos escolares que le tomaban a chicos con muñecos, no audiencias donde estaban los muñecos. Se nos ocurrió de ahí esto de los muñecas.
Tengo dos hijos varones, así que nuestro desafío fue encontrar muñecas adecuadas. Era clave qué tipo de muñecas íbamos a usar porque hoy hay juguetes muy sexualizados.
Reitero: lo de las muñecas fue un recurso visual y práctico muy efectivo, pero lo más importante es que como fiscal yo ya tenía muy definida mi teoría del caso. Es el ABC de la litigación oral. Es la teoría del caso la que gobierna todo, no las muñecas.
Las muñecas fueron una herramienta muy potente y creativa en el voir dire, pero fue porque yo ya tenía clarísimo qué iba a buscar. Jamás me aparté ni un centímetro de mi teoría del caso en todo el juicio.
La otra preocupación era cómo presentarlos para que la sala de audiencias, que para mí tiene que tener y revestir toda la formalidad y la seriedad donde realmente se imparte justicia, no se viera de alguna manera, lesionada con sacar unos muñecos y que la gente empezara a reírse.
Entonces decidimos ponerlos en sobres, como en sobres donde se guardan los efectos. Abrimos una bolsa muy formal y la asistente los apoyó a estos muñecos en un atrio de madera, con mucha formalidad, muy serio. Ninguno de los 45 postulantes para ser jurados ni nadie lo tomó a risas, ni hubo ningún tipo de comentario.
Realmente las personas estaban como muy atrapadas en cuáles iban a ser las preguntas; en realidad estaban intrigadas de qué íbamos a hacer con esos juguetes.
Apenas comencé a hablar, ya se olvidaron de que eran juguetes, porque les pedimos que hicieran una abstracción, que estuvieran ante personas vestidas de esa manera y con esas fisonomías.
Así fue y, con esa modalidad, inmediatamente se olvidaron que se les estaban preguntando acerca de muñecas.
Al principio se exhibieron las dos muñecas de las fotos ( la morocha y la rubia) y las preguntas que se le hicieron fueron así. A una jurado, una señora mayor le pregunté: "¿Cuál le gustaría que fuera su hija?", y eligió la muñeca rubia de jeans y suéter rojo. Se le preguntó por qué y dijo “Porque seguro que si fuera ella estudiaría”.
Después se preguntó acerca de cuál de esas dos muñecas podría fumar marihuana y dos señores dijeron “obviamente, era claro que iba a ser morocha, la que estaba vestida con las medias de red y con menos ropa”.
Luego algunos jurados, al escuchar las respuestas de otros, comenzaron a levantar la mano y comenzaron a decir que, en realidad, no podrían contestar; que cualquiera de las dos podría haber sido víctima de un abuso o cualquiera de las dos podría haber consumido drogas. Empezaban a darse cuenta de los sesgos.
Después, apareció en escena el muñeco, el varón, y les pregunté a los candidatos a jurado que miraran a los tres muñecos y que me dijeran cuál les de esas tres personas parecía que podría tener, o podría ser un médico reconocido internacionalmente y un señor, sin lugar a dudas, dijo, “el varón”. Se le preguntó por qué, y no tuvo una respuesta. Otro jurado sí intervino y dijo “y bueno porque generalmente los médicos son hombres”.
Después otras mujeres mucho más activas empezaron a decir que no, que había muchas mujeres que también eran científicas reconocidas y que no tenía nada que ver que fuesen hombres o mujeres, y hubo un fuerte debate. La verdad que se olvidaron un poco de los muñecos y debatieron entre ellos. Eso me permitió también seguir anotando con qué personas tenía que seguir trabajando para poder recusar.
¿De dónde consiguieron las muñecas?
MD: Las muñecas nos las trajo una secretaria de la fiscalía y se hizo una preselección, porque nos mostraban muñecas y nosotras queríamos buscar realmente vestimentas que pudieran ser bien explícitas de los distintos prejuicios que tiene la gente común e, inclusive los jueces, fiscales y abogados. Así que por eso también nos llevó mucho tiempo elegir qué muñecas íbamos a utilizar.
¿Esto te sirvió para saber a quién recusar? ¿Cuántos jurados recusaste con y sin causa?
MD: Las recusaciones que hice con causa fueron tres varones. Tenían que ver realmente con estos estereotipos, de sesgos. Uno era camionero de 62 años, el otro era una persona de la construcción, que detecté que siempre se reía, o hacía gestos acerca de “y claro, si anda en la calle”, respecto de la chica que estaba con las medias en red. Esos dos se burlaban bastante cuando se les preguntaba algo en relación a la reserva sexual y a la chica, a la muñeca morocha, que estaba así vestida. El juez las concedió.
También hice otra recusación con causa, y esto fue todo en privado, respecto de un varón que tenía una restricción perimetral por una causa por lesiones y amenazas hacia su mujer. Lo interrogué un poco acerca de cómo estaba la causa y demás; como era el vínculo, y en privado con el juez técnico y con los abogados, él habló bastante peyorativamente respecto de la mujer. Decía que era una mentirosa. Por eso fundé mi recusación en sus prejuicios y en la toma de posición de él, que había un temor de parcialidad. Si bien él ni siquiera sabía si había sido condenado, estaba afirmando y no sabía explicar bien en que situación estaba su causa. Consideré que existía un temor de parcialidad y realmente me pareció que no iba a ser imparcial para decidir este caso. El juez me hizo lugar.
Después recusé sin causa a dos personas. Si bien no tenía fundamentos razonables para apartarlos, algunos asentían con su cara a algunas respuestas. No me parecieron fiables; uno era muy mayor, y traté también de buscar mujeres jóvenes y no solo de la edad de la víctima, sino también de su situación social. Traté que quedasen para sortear entre los jurados finales a chicas sin secundario completo, de barrios humildes, porque me parecía que eso iba a equilibrar mucho el momento de la deliberación y la votación, y eso lo logramos.
El voir dire |
¿Quedaste satisfecha con cómo salió el voir dire?
MD: Nunca imaginé que esta técnica tan sencilla de exhibir muñecos pudiera servir tanto, porque realmente nos dimos cuenta, al escuchar el veredicto de culpabilidad, que el jurado en pleno desde las 8 de la mañana estuvo concientizándose de estos sesgos. Se dieron cuenta de manera colectiva.
Más allá de las recusaciones, fue claro que todos los jurados se dieron cuenta de cómo y con qué fuerza los estereotipos se transmiten en los procesos de socialización e influyen en nuestros pensamientos y en nuestras tomas de decisiones. Les quedó en total evidencia.
Eso habla de que el voir dire es uno de los escenarios fundamentales para erradicar sesgos y para concientizar a las personas en perspectiva de género. Te diría que en estos casos de violaciones a adolescentes es fundamental encararlo así.
En definitiva, este voir dire sirvió par concientizar al jurado y como antídoto muy efectivo para eliminar los estereotipos. Ni con diez cursos en perspectiva de género hubiera salido mejor.
Además, no nos olvidemos de las instrucciones. Creo que tanto las instrucciones iniciales del juez al comienzo del debate, como las instrucciones finales antes de deliberar fueron claves. El juez siguió hablándoles de estos estereotipos, porque se dieron instrucciones también relacionadas con la violencia de género, con los sesgos y con el consentimiento en el marco de un abuso sexual. Fueron muy importantes las instrucciones. Creo que fue fundamental.
¿Qué creés que te salió mal o hubieras mejorado?
MD: La defensa aprovechó también el debate que se armó, me parece, para recusar a gente que me convenía a mi. Usó sus cuatro recusaciones sin causa para excluir a mujeres que hablaban mucho, muy verborrágicamente, acerca de cuestiones que tenían que ver con el feminismo. Eran mujeres que pedían hablar del consentimiento en los abusos sexuales y que se enojaban ante algunos varones que daban respuestas, bastante machistas.
Pero alguien me dijo “Che, al final hiciste preguntas a favor de la defensa”, y yo no creo que fuera así, porque uno cuando deselecciona a aquellos potenciales jurados que no aceptan tu teoría del caso, a mí me parece que uno lo que tiene que tratar es de hacer un equilibrio. Nunca vamos a tener un jurado o un tribunal de jueces completamente homogéneo, lo que creo que hay que tratar es un equilibrio.
¿Cómo quedó conformado el jurado?
MD: La conformación del jurado creo que fue buena, muy buena. Muchas de las que asentían a preguntas que a mí me parecían cruciales integraron el jurado titular.
Un dato que no es menor: en 25 juicios por jurados que hice, es el primero en donde la persona que se elige presidenta es una mujer. Y digo que se elige, porque nosotros teníamos los números de todos los potenciales jurados. Y ella no era la mayor, es decir, la eligieron los jurados o se autopostuló y era una mujer. Y eso la verdad que a mí me parece que también tiene que ver con lo movilizado que estaban todos los jurados, tanto los suplentes como los titulares después de nuestro voir dire. Fue una mujer la presidenta que nos dio a conocer el veredicto unánime de culpabilidad.
¿Por qué crees que el jurado consideró culpable por tentativa de violación y no por violación? ¿Cuál es tu opinión?
MD: Yo creo que si bien estuvieron más conscientes de todos los prejuicios, arribaron a un veredicto de culpabilidad por tentativa de violación para tratar de equilibrar algunas cuestiones que justamente tienen que ver con el comportamiento de la víctima y de la falta de prueba física y pericial. No tenía pruebas materiales de la violación. Sólo su relato.
Es decir, el jurado estuvo absolutamente convencido más allá de toda duda razonable que, de mínima, Cordera la intentó violar en el baño de ese boliche. Se aseguraron eso.
Precisamente por ello desde el principio le pedí al juez en las instrucciones que había que considerar todos los delitos menores incluidos, incluida la tentativa. Fue increíble porque, más allá de las instrucciones, ninguno de los litigantes hablamos de tentativa. Y el jurado fue por allí de manera unánime.
Me parece que esto era fundamental porque, si bien el juez técnico explicó que se trataba de un delito menor incluido, era una situación que compensaba de alguna manera, una suerte de justicia material, que jamás hubiera ocurrido ante un juez técnico. Realmente me parece que, una vez más, el jurado con estas decisiones supera ampliamente los veredictos y sentencias de los jueces técnicos.
Además, ¿de dónde sale eso que los jueces profesionales no tienen prejuicios de género? Los tienen a montones. Ojalá los jueces alguna vez digan: "yo en este caso de abuso no podría ser imparcial", como lo dijo al principio un jurado que salió sorteado como titular.
¿Estás conforme?
MD: Sí. Me emocionó mucho escuchar que el veredicto fue unánime. Yo siempre creí en ella y en su relato. Por eso, a pesar de las restricciones en la sala por el covid, la víctima, esta chica, con toda su familia, sus amigas, con su hermana, con su novio y con su mamá que estuvieron afuera con algunos familiares les pedí que ingresaran a la sala, porque para mí era importante que estuvieran también y que el jurado viera a las personas que rodeaban a la chica.
Por supuesto la víctima declaró sin la presencia del imputado, porque así lo pedimos. Y le pedí a la hermana, que hablaba de una manera muy perjudicial para nuestro caso, hablaba como describiendo a dos novios y realmente se estaba refiriendo al padre de una amiga y a la hermana, y por otros momentos decía que no lo recordaba. La verdad que fueron interrogatorios bastante complicados.
Más allá de eso, al final, una vez que ya se había conocido el veredicto del jurado, el veredicto unánime, el jurado esperó en un lugar, y los hicieron pasar por un pasillo. Allí vieron a la víctima, esa chica de tan solo ahora 21 años de edad, que tenía en brazos a su bebé de 15 días y vieron toda esa vulnerabilidad a flor de piel, porque le estaba cambiando los pañales en un pasillo arriba de una silla.
Ya eran las 7 de la tarde de un día agotador. Ella se había quedado para saber el veredicto y, cuando se enteró, siguió igual, con el mismo semblante, como sobreadaptada. Pero una señora del jurado, la que había sido la presidenta, le dijo a otra, “no nos equivocamos”.
Me parece que su presencia allí, en las penumbras del pasillo de tribunales también indicaba algo, que tenía un interés, que realmente no lo demostró, es decir como que me parece que dio mas credibilidad a todo su testimonio, el estar esperando a ver que sucedía con este hombre.
¿Por qué fue tan difícil la prueba de este caso?
MD: Dentro de la prueba, no solo no tenía lesiones, sino que la médica ginecóloga que la revisó, habló de baches amnésicos, que podían ser por el hecho de violencia sexual, como por la ingesta de alcohol y de drogas. Le había dado positivo de marihuana. Y hubo una pregunta muy buena del defensor que tenía que ver con que si la víctima podría haber, por ese bache amnésico, haber olvidado que prestó consentimiento.
Entonces una parte de mi alegato de clausura fue para valorar el testimonio de la víctima, y decir que si hay algo que ella no olvidó es que en todo momento le decía que no, y para sacárselo de encima le decía “bueno, otro día vengo”.
Entonces la dificultad no era que solo teníamos el testimonio de la víctima, sino que teníamos un testimonio bastante debilitado por esa ingesta de alcohol y de droga. Era un déficit probatorio muy importante. Lo mismo del testimonio de la hermana, que poco más decían que eran novios. ¡Y no lo eran!
¿Cómo se capacitaron para obtener algo así? ¿Es lo mismo un juicio por jurados que uno técnico?
MD: Esto hay que resaltarlo. Cuando llegó el juicio por jurados a la Argentina comprendimos que teníamos que perfeccionarnos mucho más como abogadas, porque los jurados no quieren chamuyo; no los vas a convencer con discursos políticos ni de ninguna clase. No tienen presiones de los medios, ni del poder, ni de los colectivos, ni de nadie. Los jurados quieren pruebas sólidas orales, en vivo y en directo, y litigantes eficaces que sepan ejecutar esas pruebas. Eso lo aprendo día a día en cada juicio. Cada vez los jurados me sorprenden más.
Por eso hicimos muchísimos cursos de capacitación en litigación adversarial en todos estos años. No sólo para el juicio oral, sino para el voir dire. Porque nos dimos cuenta que la imparcialidad del juzgador (jurado o juez) no viene como un maná del cielo, como comúnmente se cree. Se litiga en la audiencia de voir dire.
Es una gran oportunidad para nosotras, las partes, de obtener el jurado más imparcial posible. Tenemos cuatro recusaciones sin causa e ilimitadas con causa. Y eso se litiga en corte abierta, en un plano de igualdad y delante del juez. La imparcialidad absoluta es un ideal; pero podemos aproximarnos lo más posible a ella en el juicio por jurados gracias a esta audiencia de selección que se llama voir dire.
A mí me parece que, con toda la temática de violencia de género, todas las capacitaciones, que por suerte estamos haciéndolas los que operamos en el sistema penal, me parece que son muy fructíferas, pero lo que yo veo es que hay que animarse, para mí esto fue un desafío.
Porque una salida alternativa en esta causa, como por ejemplo un abreviado por un abuso sexual simple que tal vez contentaba, y que en todo momento me pedía el defensor, podía ser una decisión mediocre de los operadores del sistema.
Me parece que todo lo que nos capacitan, todas las leyes, todas las Convenciones, ese gran abordaje teórico, lo tenemos que poner en práctica. Y en la actualidad lo que falta es eso, creo que hay empezar a comprometernos y ponerlo en práctica. Este caso podía haber pasado completamente desapercibido.
Hoy sinceramente digo, estoy re feliz, porque siento que lo que hago sirve para algo y esa chica, hoy por lo menos se siente acompañada porque le creyeron. La verdad que estoy feliz.