Lucas Lecour, de XUMEK |
Ricardo Bazán y su mamá |
AAJJ: ¿Cómo te
va, Lucas, como andás?
LL: Muy bien, Andrés.
AAJJ: Contáme un poco tus sensaciones... ¿cómo estás a unas semanas de terminado el juicio?
LL: Mucho más tranquilo; la verdad es que era una ansiedad extraña ¿no? Porque yo he litigado en varios juicios. Estuve en juicios de lesa humanidad, de gatillo fácil y de violaciones a derechos humanos, pero siempre ante jueces profesionales. Y la sensación en este juicio era distinta: la presión, el temor, eso que te hace un nudo en el estómago cuando estás esperando para alegar frente a los jurados, o cuando estás esperando el veredicto, fue totalmente distinta la sensación.
Después, por supuesto, medité acerca de los aciertos y los errores. Como abogado, siento que no puedo nunca decir "estoy contento" cuando hay una persona que fue condenada a prisión perpetua y hay otra persona que perdió a su hijo y a quien nosotros representábamos, que murió de una manera tremenda, sólo por vivir en un barrio humilde de la Argentina. Por eso, decir “contento” es medio fuerte.
Pero sí siento un gran satisfacción profesional por nuestro rol como abogados de haber cumplido con las
expectativas que tenía la familia de Ricardo Bazán. Pero eso fue por la preparación que tuvimos del caso y, también, por la ayuda inestimable de
todos ustedes, que nos fueron guiando en ese camino de preparación. Un año y medio estuvimos preparando el caso.
AAJJ: ¿Qué sentiste cuando
el jurado estaba por dar el veredicto?
LL: Muchísimos nervios. Como que el estómago se me apretaba... no sé cómo decírtelo, las tripas, fue tremendo. Y de hecho, cuando el jurado da el veredicto y dice "CULPABLE", lo viví con mucha emoción. Porque sentía a la mamá de Ricardo sollozando detrás mío y yo estaba aguantándome para no llorar en ese momento. Fue muy fuerte.
Fue un impacto muy grande para mi ver a la maestra, la que nosotros habíamos visto que el primer día había llegado con su guardapolvo de maestra. Tengo mis dudas si era maestra de jardín de infantes, porque viste que el guardapolvos de las maestras del jardín es distinto a los otros.
Cuando el jurado vuelve para dar el veredicto -con toda la tensión que había en la sala- y el juez Mateo Bermejo primero pregunta si eligieron un presidente, se levanta ella y dice "Si". Ahí nosotros nos miramos y nos dijimos “Ah mirá, quedó la maestra”. Y después fue ella la que dio lectura al veredicto. Ella quedó como presidenta del jurado. Eso también habla mucho del jurado, de cómo la maestra debe haber organizado todo ahí adentro “bueno vamos a hacer esto”, y la terminaron eligiendo presidenta.
Y verla a ella que se para y que da ese
veredicto... Bueno, fue una sensación de mucha emoción. Y después sentí a
la mamá de Ricardo llorar, y ahí también aguantándome yo para no llorar, y tratar de
mantener…viste que dicen que hay que mantener las formas en esos momentos. Pero
era difícil mantenerla.
AAJJ: ¿Vos sos consciente de
lo que han hecho?
LL: Mirá, vos me has hecho ver que lo que logramos es muy importante. Pero, sinceramente, yo…a veces terminamos naturalizando un montón de cosas. He tenido la suerte de participar en juicios importantes acá en Mendoza. Fui querellante en los juicios del Próvolo, que son los abusos sexuales eclesiásticos más grandes que ha habido en el interior del país. Participé en varios juicios de lesa humanidad, incluido el último que se le hizo a Luciano Benjamín Menéndez, yo fui querellante en esa causa. O sea, eran causas que tenían un trasfondo emocional muy fuerte, mucha gente detrás. A veces siento que empiezo a perder un poco la perspectiva de las cosas que hemos logrado. Pero bueno, esta causa tuvo un condimento especial que fue el jurado popular. Ese jurado le daba toda una vuelta, no sé, distinta de sensaciones a lo que nosotros estábamos acostumbrados. ¿Y sabés porqué?
AAJJ: A ver...
LL: Esa emoción a flor de piel que sentimos permanentemente en este caso fue por la inmediatez y la continuidad que tiene
el juicio por jurados. Esto de que estabas todo el día pensando en eso y nada
más que en eso. El juicio por jurados empezó un lunes y terminó el jueves, con días corridos de audiencias de 9 a 19 hs. En cambio, en los juicios de lesa humanidad u otros con jueces técnicos vos ibas cada quince días al juicio... Entonces bueno, se iba perdiendo. Tenías esta escena usual del primer día en donde están los organismos y está toda la gente, y después el último día de la
sentencia. Pero en el medio pasaron meses y meses de juicio discontinuado... y claro, vas
perdiendo la emoción. En los juicios técnicos pasa eso, que no tenés la
inmediatez de todos los días, que estás mañana y tarde metido en el juicio
pensando solamente en eso, que no te quedaba tiempo para pensar en otra cosa. Creo que eso también permite que el juicio por jurados se viva de otra
manera.
AAJJ: ¿Creés que el juicio
de George Floyd tuvo algo que ver? ¿Creés que hay un cambio de época en los casos de violencia institucional?
Yo quiero ser positivo en esto y pensar que
sí, que hay un cambio de época. Pero tengo una parte más negativa y pienso que
bueno, no sé, si por lo menos en Mendoza, viendo el resultado de las
elecciones, la opinión de la gente, por lo menos la opinión que sale en la
prensa diaria y cuando escuchás en la radio, o en los comentarios de algún
diario, es como que decís “no, no hay un cambio de época”, la gente sigue
pensando lo mismo. La diferencia es que acá el jurado fue muy serio en el análisis
de la prueba. Pero, por otro lado, la semana pasada condenaron en un juicio técnico de Tucumán a dos policías a perpetua por gatillo fácil, por matar a un pibe en Tucumán, Facundo Ferreyra. Entonces ahí empiezo a no ser tan escéptico y ver de que es
posible un cambio de época, de que es posible que se los condene a los policías
cuando actúan de esa manera. Entonces tengo ahí una sensación encontrada, no te
sabría decir, hay una parte mía que cree que sí y otra parte que cree que la
cosa no ha cambiado.
AAJJ: ¿En
qué momento creés que empezaron a ganar este juicio?
LL: Cuando vinieron los policías a declarar, los compañeros del acusado que participaron del procedimiento. Nos preparamos para ganar desde el primer momento. Pero cuando me dije “esto salió muy bien” fue cuando vinieron los otros dos policías a declarar. Allí quedó muy en evidencia cómo el policía Méndez Castro había preparado la escena, lo mal que trabajaron, que no había ninguna razón para disparar, para sacar el arma, para disparar, para perseguirlo, para detenerlo. O sea, ahí quedó muy en claro, y esta fue una tarea que se hizo muy en conjunto con la fiscalía. Eso fue clave. Con el fiscal Fernando Guzzo y su equipo supimos congeniar muy bien porque él pasaba primero, los contrainterrogaba a los policías y yo venía y terminaba de completar eso.
Fueron contraexámenes muy potentes, donde dejábamos en evidencia lo
mal preparado que estaba todo, la falta de fundamento que tenían desde el
momento que detuvieron la camioneta hasta que Méndez Castro sacó el arma, dispara y se
van del lugar. Ahí yo pude percibir de que al jurado eso no le había
gustado para nada... estaba como muy atento a eso. Yo me di cuenta con claridad. Se les notaba en las caras al darse cuenta de que les estaban mintiendo, de que los estaban
engañando, y que les estaban ocultando información. A mi me parece que ahí es como que
el jurado empezó a convencerse con la causa.
AAJJ: ¿Es importante ir
al lugar del hecho en un caso así?
LL: Absolutamente. Nos cambió la perspectiva por completo. Hablar con la gente, conocer los mínimos detalles del lugar, ver las distancias, recorrer todo el camino que corrió Ricardo antes de morir. Ustedes nos dijeron eso hace un año y medio. Vayan a la escena del crimen. Y fuimos. La pandemia ayudó a que la preparación se hiciera bien profunda. Te diría que por primera vez en los 17 años que ejerzo la profesión fui al lugar del hecho. No me acuerdo si fui al comienzo de la carrera una vez, en uno de los primeros juicios que tuve como abogado y después nunca más.
Porque los juicios con jueces técnicos, al menos hasta ahora que está entrando la estrategia de litigación y demás, siempre fueron bastante documentales, y lo que decía el documento era lo importante; el lugar del hecho era irrelevante.
AAJJ: ¿Cómo armaste tu colosal alegato de clausura? ¿Cómo se te ocurrió dividirlo en ese rompecabezas de cinco puntos?
LL: Fue parte de la preparación. Yo esto lo dije en todos los medios y a quien me quisiera escuchar. El juicio por jurados muestra a las claras que el abogado acostumbrado a no leer las cosas, el que no se prepara para ir a una audiencia no funciona, por más buena oratoria que tenga o pueda llegar a tener. Esa clase de abogado promedio no funciona en un juicio por jurados. Entonces para mi, lo primero fue la preparación rigurosa y meticulosa que tuvimos. No sólo de las pruebas. Nos concentramos muchísimo en la técnica de los alegatos. Vimos un montón de alegatos de apertura, de alegatos de clausura, estudiamos mucho sobre cómo se tenía que armar un alegato, qué es lo que teníamos que ir buscar allí.
Clínicas Jurídicas de XUMEK |
Después formamos un equipo, que estuvo muy bueno porque era un equipo con estudiantes avanzados y algunos abogados y abogadas que acaban de recibirse y forman parte de la clínica jurídica de XUMEK. En ese equipo fuimos charlándolo bastante y fueron saliendo algunas ideas que me parecían simpáticas. Después también charlé con ustedes... me acuerdo una noche que estuvimos hablando bastante y que vos también me tiraste así algunos tips que a mi me parecieron muy buenos, muy clarificadores para ver por dónde empezar.
Pero te digo la verdad... la idea del alegato de clausura me vino la noche anterior, con todas las ideas así medio sueltas. Me senté tranquilo, en este mismo lugar en el que estoy ahora. Se había ido a acostar toda mi familia, estaban mi mujer y mis hijos ya acostados, y me senté a escribirlo y dije “Bueno lo voy a escribir completo para poder dejar la idea armada y al otro día estudiarlo y tratar de leer lo menos posible”, porque obviamente eso no le iba a gustar al jurado.
Y ahí se nos ocurrió lo de armar este rompecabezas que se iba juntando. Una de las chicas de comunicación que maneja muy bien programación nos armó un power point con ese rompecabezas. Fue saliendo, y tipo 1.30 a 2 hs de la mañana terminó de armarse.
La famosa frase "Schakol" en hebreo antiguo que uso al final la había leído en el caso Bulacio. Quiere decir abatimiento del alma. Es lo que siente una madre o un padre al perder un hijo. La emplea una perito muy famosa, Sofía Tiscornia, una antropóloga en la audiencia en la Corte. Esa frase está en la sentencia y a mi me pareció fantástica. Dice “No hay una palabra en ningún idioma que pueda contener el dolor de un padre o una madre que pierde a su hijo”. Durante todo el juicio tuvimos a la mamá de Ricardo declarando, llorando al ver la foto de su hijo en la necropsia, escuchando y viendo cosas fuertes en el debate. Por eso me pareció que esa palabra podía generar un impacto en el jurado.
Y hubo otras ideas fuertes, como decir que Ricardo no había tenido justicia y que el policía sí la estaba teniendo: en un juicio justo y frente a un jurado popular. Eso para dejar bien a contraluz que Méndez Castro era el “mal policía” y que el juicio no era contra la institución policial.
AAJJ: Contáme el después... ¿qué repercusiones tuviste entre los organismos
de derechos humanos?
LL: Recibimos muchas felicitaciones. El video del alegato se volvió viral. El otro día fui a comprar milanesas a un local acá y yo estaba con el barbijo. La chica que me atiende me dice “¿Te puedo hacer una pregunta?”, yo le dije que si, “¿Vos sos abogado? ¿Vos estuviste en un juicio por jurados hace poquito?”. “Sí”, le dije yo y me dijo “Ah, hemos estado estudiando con tu video”. Se ve que era estudiante y en la materia de práctica profesional han estado pasando el video nuestro. Nos enteramos que lo están estudiando.
No me había pasado nunca que muchos colegas, mucha gente del mundillo de los derechos humanos y del derecho penal vio ese video, sea por la página de ustedes y de los distintos lugares donde ha circulado el alegato, me han dicho que les gustó y te preguntan “¿y como hicieron con esto? ¿Cómo se prepararon?”.
Mi respuesta fue: esto es preparación ciento por ciento, acá no hay mucha magia. Si vos te preparás bien y lo hacés a conciencia, bueno, tiene que salir bien, o por lo menos hay muchas mayores probabilidades de que no te vaya mal. Si vos vas ahí medio al voleo y querés ver si convencés al jurado chamuyando estás liquidado.
Para mi la parte mas distinta de todo lo que fue el juicio por jurados, además de los alegatos que también son distintos, fue el tema del examen y contraexamen de un testigo. Me di cuenta de la gran preparación que hay detrás. Ya no era más el “bueno voy a escucharlo y a ver qué dato le puedo llegar a sacar”. Eso no va más, hay que ir con las preguntas preparadas y sabiendo de antemano qué es lo que el testigo va a decir. Es muy poco profesional que te sorprendan y te enteres ahí.
Eso a mi me quedó muy grabado cuando ustedes nos lo explicaron hace ya un año y pico. Y creo que lo hicimos bastante bien. Ni qué decirte en el juicio. Cuando vino el juicio real eso nos quedó grabado a fuego con más fuerza aún. Porque en el juicio, salvo alguna que otra cosa, casi nunca nos salíamos del guión o del plan que teníamos armado. Lo hacíamos sólo un poquito y en aquellos pasajes en que te dabas cuenta que te podías salir un poquito. Sino no. Eso me parece una de las cosas que cambia la cultura del abogado penalista.
No sé como es en Buenos
Aires, pero acá en Mendoza es el abogado que va a los juicios, sobre todo el
abogado viejo, que va a los juicios así sin saber demasiado del expediente, y
va a sacar información y que tiene esa picardía de saber que preguntar. De eso nos dimos cuenta que ya no va más. El juicio es algo estratégicamente planeado.
AAJJ: Muchas felicitaciones a vos y a tu equipo. Va la última. ¿Cuál fue la repercusión periodística que tuvieron?
LL: Mucha. Hubo bastante repercusión, a pesar de ser una semana complicada porque fueron las Post-Paso. Pero nos sorprendió mucho cómo pegó en las noticias.