El juez Fernández y el jurado |
Un jurado popular de Lomas de Zamora condenó por veredicto unánime por homicidio en ocasión de robo al autor de una salidera en Lanús. El acusado mató al remisero que conducía el auto en donde iba como pasajera la víctima del robo.
LOS HECHOS
El 14 de agosto de 2017 un Renault en donde iba el acusado Mauricio David Carli intercepta a un Fiat Siena blanco manejado por el remisero Hugo Castro. A bordo del remís iba Andrea Ferreyra. Ella era la líder de un grupo de vendedoras de productos naturistas y de belleza. Llevaba un bolso con 145 mil pesos de la recaudación de ese día. Carli tenía el dato preciso de la plata que iba en ese auto. Ahora veremos cómo lo obtuvo. Pero no nos desviemos de los hechos. Volvamos a ellos.
Carli se baja de la camioneta con una pistola 9 mm. Va directamente a romper el vidrio de la puerta en donde iba la empresaria y le arrebata el bolso con el dinero.
Lo que no calculó era que el remisero era un prefecto retirado. El hombre sacó de la guantera su arma calibre 32 y pretendió defender a la mujer del robo. La balacera fue infernal. Una lluvia de plomo se abatió sobre la calle. Castro disparó cinco tiros e hirió de gravedad a Carli. Pero Carli no se quedó atrás y abrió fuego dos veces: mató al remisero e hirió a la comerciante. Una tragedia en cuestión de segundos.
Huyó y tuvo que hospitalizarse en el Hospital Penna. Fue su final. La policía ya tenía los datos precisos de su vestimenta aportados por la víctima del robo, otro testigo que vio los hechos, los siete casquillos de su Browning 9 mm y la coincidencia exacta de que la pasajera Andrea Ferreyra también fue llevada al Hospital Penna.
El defensor de Carli, Daniel Trava, adujo que él no había sido el autor, basándose en que el reconocimiento en rueda de personas había dado un "ni". ¿Cómo había sido posible ese "ni"?
EL APRIETE A LA VÍCTIMA
La fiscal Marcela Dimundo, cada vez más refinada en el arte de litigar ante un jurado y de preparar con detalle la prueba, se entrevistó con la víctima 48 hs antes del debate y le preguntó por qué había dudado en el reconocimiento.
El olfato de la fiscal no falló. Entre llantos, Andrea Ferreryra le contó que, además de vender productos de belleza, ella era masajista a domicilio. Resultó ser que Carli es el hermano de una clienta de masaje y conocida suya. Que el dato de la plata surgió allí, en la sala de masajes charlando con su clienta.
Ferreyra contó que esta señora la fue a ver días antes del reconocimiento en rueda, le pidió por su hermano y le dijo que era mejor para todos que no reconociera a nadie. Mucho menos que blanqueara esta conversación en el debate.
La fiscal Marcela Dimundo, a la extrema izquierda |
La fiscal convenció a la víctima de contarle al jurado toda esta historia. Así sucedió y el caso dio entonces un vuelco dramático. El letrado Dr Trava tuvo que modificar su planteo inicial de falta de autoría por reconocimiento dudoso y, en los alegatos de clausura, solicitó al jurado que condenaran a su cliente por la figura menor incluido del homicidio en ocasión de robo (CP, 165).
La fiscalía insistió con el homicidio criminis causa (CP, 80), que conllevaba la prisión perpetua.
Tras las instrucciones del juez Claudio Fernández, el jurado deliberó durante varias horas y declaró culpable a Carli por unanimidad del delito de homicidio en ocasión de robo propuesto por el abogado defensor, cuya pena oscila entre los 10 y los 25 años de prisión.
Leer noticias aquí:
- Diario Conurbano (16/09/19) "Lanús: Condenan a un ladrón por matar a remisero que intentó defender a su pasajera" (ver)