Los hechos se sucedieron del siguiente modo. Dos motochorros con los cascos de motos puestos (y con visores oscuros) entran a un kiosco armados. Se llevan 5000 pesos y mercadería.
Resulta que el dueño, Raúl Otamendi, era un ex policía que, a su vez, estuvo preso 11 años por robo con armas. No se la iban a llevar tan de arriba. El hombre estaba con su hija de 11 años. Saca su arma, les grita que se vayan y los delincuentes huyen haciendo un tiro hacia el negocio, sin herir afortunadamente a nadie.
El ex policía Otamendi los persigue a los tiros, pero logran subirse a la moto y escapar.
Juez Eduardo D´Empaire |
El hecho fue registrado por cámaras de seguridad y fotografías que, por alguna válida razón, el fiscal Diego Conti decidió no mostrar en el juicio. Quizás porque no iban a servir para reconocer a los autores.
Pero Otamendi -en un hecho que al principio ocultó a la policía- encontró allí un celular sin contraseña. Lo abre, revisa las fotos y así dan con el acusado Agustín Ariel Álvarez Domínguez, quien negó tajantemente ante el jurado haber robado a nadie.
Los reconocimientos en rueda, obviamente, dieron negativos. Hacía allí apuntaron los abogados defensores Leonardo Gómez Talamoni y Bárbara Sager.
Tras las instrucciones del juez y la deliberación, el jurado declaró no culpable al acusado.
Condujo el debate, su onceavo juicio por jurados, el juez Eduard D´Empaire