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sábado, 27 de abril de 2019

CÓRDOBA: Veredicto unánime de culpabilidad contra un femicida

Otro impactante femicidio fue decidido por un jurado cordobés. Pero con una diferencia crucial. Ahora, por una sobresaliente decisión del TSJ de Córdoba, los ocho jurados populares decidieron el veredicto en absoluta soledad. Como corresponde. Los dos jueces técnicos no estaban en el recinto de deliberación.

En 2017 el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba dictó la Acordada nº 260 Serie A 08/05/17 que prácticamente ha convertido al pionero jurado escabinado cordobés en un modelo clásico. La Corte dispuso que los jurados deben deliberar solos (sin que estén los dos jueces profesionales en el recinto) hasta llegar a un veredicto, que deben recibir instrucciones legales del juez presidente y que debe haber una audiencia de voir dire para seleccionar al jurado.

La infortunada víctima

Ahora, un jurado cordobés que funcionó bajo esas reglas arribó a un veredicto unánime de culpabilidad contra un femicida por un hecho producido en Alta Gracia en 2018.


Los hechos, las idas y vueltas de la investigación y el juicio por jurados:

Un viernes por la noche de mayo de 2018, el padre de la joven odontóloga Silvia Magdalena (38), vio desde la su local comercial (una cerrajería ubicada en el mismo terreno) la luz de su consultorio encendida e imaginó que su hija estaría trabajando.

Al día siguiente, sorprendido porque las luces del consultorio continuaban encendidas y preocupado por la falta de respuesta a los mensajes, el hombre decidió ingresar al consultorio.

El consultorio de la odontóloga

Se topó con un cuadro macabro. El cuerpo de su joven hija yacía sin vida, con signos evidentes de violencia. Había sido violada y asfixiada.

En un primer momento, los investigadores estaban desconcertados. La identidad del autor del crimen era un verdadero misterio. Las pistas brillaban por su ausencia.

Silvia era meticulosa en el cuidado de la seguridad. Jamás atendía a una persona desconocida si no era a través del portero eléctrico. Como los investigadores comprobaron que la puerta no había sido forzada, sospecharon que el atacante sería alguien que la conocía.

Las primeras personas llamadas a declarar fueron el trapito de la cuadra, un parrillero y la última paciente de ese día, una nena que había sido acompañada por su madre. También declararon amigos y familiares.

Siguiendo ese cauce, siguieron el rumbo de una pista que parecía contundente: Silvia tenía un antiguo paciente que la acosaba por redes sociales y hasta la había intentado besar durante una consulta.

De inmediato, el sospechoso quedó detenido. Pero luego de unos días las pruebas de ADN descartaron que su perfil genético coincidiera con el del semen hallado en el cuerpo de la víctima, así que fue liberado.

El caso parecía haber ingresado a un callejón sin salida. Se temía que el misterio jamás pudiera ser develado. Hasta que un suceso inesperado iluminó la suerte de la investigación.

La esposa de un albañil descubrió en su casa un pendrive con fotos de la profesional (a quien reconoció por haber visto en los medios la noticia del homicidio). La mujer no lo dudó y avisó a la policía.

Una semana después del crimen, se presentó en la comisaría 1° de Alta Gracia y aportó el soporte con las imágenes. La mujer agregó que había notado rasguños en la cara y el cuerpo de su pareja, un albañil de 27 años llamado Héctor Abel Gómez.

El acusado Gómez

Esas marcas eran compatibles con la violencia sufrida por la odontóloga.

"Lo hice por mi hijo. No quería que me imputaran como cómplice y que me saquen la tenencia", deseó aclarar la mujer días después de haber delatado a su pareja.

El fiscal del caso Alejandro Peralta Otonello ordenó la detención de Gómez, quien tras mantenerse prófugo durante algunas horas fue detenido el 24 de mayo, siete días después del femicidio.

Gómez conocía el consultorio porque un año atrás habían ido con su esposa para atenderse, pero por el costo del tratamiento que debían realizarse habían vuelto a concurrir.

Algunos testigos señalaron haber visto al albañil deambular por la zona los días previos al asesinato.

El caso parecía cerrado y los estudios de ADN terminaron de confirmar las sospechas, por lo que el caso fue sometido a juicio.

Este viernes, un jurado popular condenó por unanimidad al acusado. Tras ello, la Cámara 5° del Crimen le impuso la pena de prisión perpetua, acorde al delito de "homicidio agravado, robo y abuso sexual con acceso carnal" por el que había sido declarado culpable por el jurado.


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