AVISO

AVISO (12/03/23):
Debido a la gran cantidad de juicios por jurados llevados a cabo en una decena de provincias de Argentina, la AAJJ dejará de publicar crónicas individuales por cada juicio y comenzará a publicar resúmenes mensuales

viernes, 24 de agosto de 2018

LA MATANZA: los jurados condenaron a justiciero que aplicó la ley de Lynch. 18 años de prisión

El 6 de agosto de 2018, el juez Matías Rouco, de  La Matanza, dirigió su primer juicio por jurados. Quizás el primero en la provincia en donde se juzgó a quien, con toda claridad, decidió tomar justicia por mano propia contra un hombre que le había pegado a su mujer en plena calle.

Juez Matías Rouco de la La Matanza


Los hechos

El 1° de enero de 2016, Carlos Bernhardt discutió con su pareja mientras aguardaban el colectivo en el cruce de Colodrero y El Mirador del barrio “Las Casitas”, en González Catán. Insultos van, insultos vienen, lo cierto es que Bernhardt terminó agrediendo a su pareja. Algunas versiones de los testigos indicaron que hasta llegó a golpearla. Por esa razón, intervinieron varios vecinos del lugar en defensa de la pobre mujer.

Todo se fue de madre. Lo que empezó como una discusión y un episodio de violencia de género degeneró en una descomunal gresca barrial, una suerte de Fuenteovejuna matanceira. Los ánimos se caldean rápido en estos lares del konurbano profundo. Los fusibles de sus habitantes saltan de inmediato. Mecha corta.

Héte aquí que esta trifulca llegó a oídos de Norberto Antonio Almirón.

¿Quién es Almirón?  Según los testigos del debate, es ni más ni menos que "El Capo". El “dueño” del barrio. Así se sentía, ya que fue uno de sus primeros pobladores. Era el pata ancha. El referente del barrio Las Casitas.




Almirón no tuvo mejor idea que apersonarse en medio de la turba. Su territorio estaba revuelto en el caos y él no podía permanecer ajeno. Le habían llenado la cocina de humo y él debía restaurar el orden.

Su sola presencia cambió el curso de los hechos. En una dramática decisión, Almirón decretó allí mismo el ajusticiamiento del deleznable golpeador de mujeres. Se dirigió a su encuentro, lo molió a palos, lo amenazó de muerte e, instantes después, le pegó un tiro en el tórax con un revólver. Asunto terminado. Bernhardt murió en el acto y el barrio volvió a su fisonomía habitual.

El juicio

Tras la producción de la prueba, el fiscal Alfredo Luppino expuso su caso con claridad: "nadie tiene derecho a tomar justicia por mano propia". El experimentado abogado defensor Claudio Fornaro negó de plano la autoría, con base en que el tumulto impidió una reconstrucción fiel de los hechos. Fornaro intentó hacer pie en que varios de los allegados de su cliente afirmaron que Almirón no fue quien disparó contra la victima. Pero las pruebas de cargo eran muy fuertes.

No obstante, en el ambiente del juicio quedaba flotando la duda: ¿qué iría a hacer el jurado? ¿le tendería un puente de plata al "justiciero"? ¿o haría respetar el procedimiento y la ley?

El juez Rouco impartió las instrucciones. El jurado se retiró a deliberar bien entrada la noche. Tras una espera de una hora que se hizo eterna, el jurado volvió a la sala con su veredicto unánime: culpable por homicidio simple con arma de fuego.

La discusión sobre la pena se hizo allí mismo y el juez Rouco le dio 18 años de prisión por homicidio simple, en consonancia con lo decidido por el jurado.