Ayer se llevó a cabo el primer simulacro de juicio por jurados en la cárcel de Batán, en la provincia de Buenos Aires, donde las personas privadas de la libertad (seis mujeres, una de ellas transexual, y seis varones) fueron jueces por un día.
La experiencia, como ocurre siempre y todas las veces en torno al juicio por jurados, fue impresionante, estimulante y constructiva.
La experiencia fue seguida por un alto número de personas y los jurados estaban atentos y compenetrados, como si se tratara de un caso verídico.
Los jurados optaron por la solución más benigna en forma unánime, y expresaron su satisfacción por la experiencia. Uno de los detenidos que se desempeñó como jurado afirmó ellos siempre decían “mirá que hijo de puta ese juez”, pero que ahora veían que se trataba de una tarea que no era sencilla.
Algunas palabras para los “actores” del simulacro: en primer lugar debe efectuarse un reconocimiento para el imputado, Sebastián Pereiro, subsecretario de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, quien aceptó ingresar esposado al recinto; fue muy bueno el desempeño del fiscal y el defensor, Jose Luis Cipolletti y Martín de la Canal, quienes hicieron un gran trabajo; finalmente, fue excelente la predisposición de los jueces penales marplatenses Esteban Viñas, Gabriel Bombini, Juan Tapia y Juan Sebastian Galarreta, quienes hicieron de policía, médico, familiar y vecino.
El juez del juicio fue Mario Juliano, juez de Necochea quien ya ha presidido algunos juicios por jurados reales.
Ejercicios de ciudadanía, asunción de responsabilidades, ponernos todos en el lugar del otro.
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