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martes, 22 de mayo de 2018

AZUL: El jurado absolvió a un albañil acusado de abuso sexual por falta de pruebas

Matías Ezequiel Romero, un albañil de 32 años, fue absuelto por doce de sus pares del jurado, entre ellos seis mujeres, por un presunto hecho de abuso sexual contra su pareja (29 años) ocurrido el 26 de septiembre de 2014. El hecho no pudo probarse más allá de duda razonable, tal como exige el código procesal penal. Tras dos años de prisión preventiva, el acusado recuperó su libertad.

Ante la llamativa ausencia en las noticias periodísticas de la versión de los hechos que la defensa pública litigó en el juicio, reproducimos aquí la estrategia del defensor oficial Diego Prado -de brillante desempeño-, en honor a la objetividad de la información.

Juez Martín Céspedes

De hecho, quienes estuvieron en el juicio sostienen que la decisión del jurado fue extremadamente razonable de acuerdo a las pruebas presentadas. No sólo eso, sino que coincidieron en que cualquier tribunal profesional hubiera tomado la misma decisión.

La versión de la joven - al menos la recogida por la prensa- es la siguiente: Tras un noviazgo de tres meses que se inició en 2014, Matías Romero y su novia se fueron a vivir juntos con la hija que ella tenía de otra pareja anterior. Su vivienda era la que ella alquilaba en la ciudad. Todo iba  "color de rosas hasta que empezó el calvario”. La joven sostuvo que en la noche del 26/09/14, Romero la golpeó y la violó, aparentemente por los celos de saber quién era el padre de la niña. La mujer declaró que, tras el golpe en la boca, Romero le sacó la ropa con violencia y la violó. La mujer se defendió con fuerza, siempre según sus dichos, pero él la tenía agarrada del cuello.

Romero fue detenido y acusado por el entonces fiscal Luis Surget de abuso sexual con acceso carnal agravado por el grave daño causado en la salud mental de la víctima.

El problema fue que la prueba de cargo resultó ser muy escasa y contradictoria en un aspecto fundamental. No había testigos directos, como es usual en estos casos, con lo cual los informes médicos son cruciales para sostener el eje central del testimonio de la víctima. Y el informe médico oficial indicaba que había un corte en el labio inferior, pero que no pudo detectar ningún tipo de lesión en zona genital o en la zona baja del cuerpo de la mujer.

Y esto, sumado a que el acusado declaró ante el jurado negando tajantemente haber violado a su mujer, resultó decisivo para el resultado del juicio.

La fiscla Karina Gennuso

La estrategia de la fiscal Karina Genusso -también de excelente labor- fue, primero, bajar la calificación legal a abuso sexual con acceso carnal. Segundo, fue tratar de sostener ante el jurado que Romero era un hombre impulsivo y violento. Y, tercero, tratar de explicarle al jurado que, de la cintura para abajo, la víctima no tenía ni una sola lesión y que aún así era posible una violación con violencia física. No había lesiones defensivas en su caderas, en su cintura, ni en su zona genital, compatibles con lo que ella relató.

Es decir, al testimonio de la víctima sólo la acompañaban pruebas indiciarias muy débiles. Bastante alejado de la versión periodística de "que se expusieron pruebas más que contundentes para apuntar el veredicto de culpabilidad". 

La posición de la defensa fue muy clara. Negó rotundamente los hechos de la boca de su defendido (con contraexamen incluido de la fiscalía) y trajo a declarar a amigos en común de la pareja que jamás observaron nada parecido. También testimonió su ex mujer, quien relató que nunca le pasó nada igual.

El juez a cargo de este debate -y quien instruyó al jurado- fue Martín Céspedes.



Leer las noticias aquí:

-El Tiempo (23/05/18) "Una violación que terminó en la nada" (ver)