Tribunales de San Isidro |
El 20 de junio de 2016 se produjo en San Isidro un crimen digno de la película Relatos Salvajes. A raíz de una maniobra del tráfico en una avenida de la localidad de Virreyes, dos automovilistas, que iban acompañados por sus mujeres, se trenzaron en una típica y absurda escalada de agresiones que duró varias cuadras. Lo de siempre: insultos, frenadas, persecuciones a alta velocidad y, finalmente, un topetazo de uno a otro.
Se bajaron ambos conductores -y también las mujeres- y comenzó el clásico ritual de riñas, golpes, peleas, gritos, piedrazos hasta que, fatalmente, Roberto César Aquino (conductor del Fiat Siena) cayó muerto de una puñalada en el pecho. El autor resultó ser Iván González (conductor del Volkswagen Vento), quien también presentó heridas cortantes en mano derecha y hombro izquierdo.
Los hechos fueron confusos y el imputado alegó que se defendió de la agresión de Aquino. El fiscal Alejandro Musso lo acusó por homicidio simple pero, en la audiencia de instrucciones, le solicitó al juez Esteban Andrejín una instrucción por el delito menor incluido de exceso en la legítima defensa.
Tras varias horas de deliberación, los jurados (por 11 votos a 1) declararon culpable al acusado por exceso en la legítima defensa. Las partes estuvieron de acuerdo en hacer la audiencia de cesura de la pena de inmediato, por lo que el juez condenó a González a 4 años de prisión.